El desafío político del actual Vicepresidente de la IC es ayudar a la gente de distintos orígenes. Trabajar sin olvidar su origen mapuche y desde ahí contribuir a un proyecto político capaz de acoger todas las realidades del territorio nacional.
Diego Ancalao (35 años) es de Purén y dice ser parte de la mayoría del país, los que nunca son tomados en cuenta en las grandes decisiones, siempre son llamados a votar, pero nunca son llamados a decidir su propio futuro.
Pero no es la primera vez que Ancalao participa en política, compitió por ocupar un puesto en la Cámara Baja en 009 y 2013 como candidato independiente, resultado que lo dejó con ganas de seguir dando pelea, en un campo difícil para un mapuche de origen humilde.
Esto motivó a Diego, profesor y ex dirígete de la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Frontera, a trabajar con convicción y llegar a ser el actual Vicepresidente Nacional de la Izquierda Ciudadana, uno de los partidos de gobierno.
Este hecho, posicionó a Ancalao como el primer mapuche en presidir un partido político en Chile, así como también el primer mapuche en asumir la vocería de una Coalición de gobierno y en participar del Comité Político de La Moneda, sin ser ministro. Su discurso fue el último del conclave de la Nueva Mayoría en el estadio el Llano el 2015.-
—¿Cuál es al aporte de las generaciones de mapuches jóvenes en la discusión de la relación de los pueblos originarios con el Estado?
—Gran parte de los problemas que tiene hoy el pueblo mapuche se debe a que el Estado ha marginado a los pueblos originarios del poder político, por lo que no podemos decidir nuestro futuro. Pero también ha marginado a la sociedad chilena del poder, prueba de ello es que no hay recambio de quienes ocupan cargos, lo que ha provocado los casos de corrupción en la política.
Nuestro aporte es hacer comprender que la sociedad chilena y el mapuche tenemos más cosas en común que diferencia, tenemos en común, los políticos que administran la estructura del poder y que mediante sus leyes han fabricado la pobreza para el chileno y la exclusión a los indígenas. Nos hermana la falta de oportunidades, la postergación económica y social, no somos enemigos y tenemos un objetivo en común, cambiar la estructura de esta fábrica de pobreza, en eso venimos a aportar, a una nueva relación con el Estado y con la sociedad chilena.
—¿Ese recambio es necesario también al interior de la dirigencia mapuche?
—La elite política mapuche, su dirigencia, no se ha renovado desde la dictadura, fueron un gran aporte, aun así hay mucho por hacer. Debemos avanzar en temas concretos hoy los jóvenes mapuches no tenemos la educación intercultural de calidad, hay pérdida del idioma, no hay reconocimiento constitucional o de participación política e incluso de toma de decisiones en temas sobre el futuro de nuestro pueblo, no quiero decir que los líderes del pasado fracasaron o se dedicaron a salvarse solos, solo digo que aún falta por hacer.
—¿Y cuál es el rol de los jóvenes mapuches?
—El rol es luchar por la participación política de los pueblos originarios. En el caso del pueblo mapuche debemos tener la posibilidad de decidir sobre nuestro propio futuro, y para eso hay que tener participación y voto donde se toman las decisiones del país, que es en el ejecutivo, comité polito y en el congreso.
Pero también venimos hacer un Estado más junto y en esto el camino de los postergados de Chile está unido inseparablemente al nuestro, nos une la pobreza, la falta de oportunidades, la discriminación social, y la segregación política. Los mestizos pobres, tienen doble marginación. Nosotros venimos a humanizar la política para llegar a un unión más perfecta.
—Una de los planteamientos hechos y que más resistencia ha generado es el del autogobierno ¿Cómo entiendes tú ese concepto?
—Lo que nosotros pedimos es participación política. El autogobierno es la capacidad que un pueblo tenga de decidir sobre su futuro. Ahora, hay pueblos originarios en otros países que tienen su propio congreso, su propio registro electoral y sus propios representantes. Lo que pasa es que el retraso de Chile en materia de desarrollo indígena es muy grande, primero porque es un país joven y además porque la clase política está sólo interesada en el desarrollo económico y que un grupo pequeño de familias se apodere de todos los recursos que el país tiene.
—¿Es importante que los pueblos originarios estén representados en el Congreso?
—Hoy los terrenos mapuches están exentos del pago de contribuciones porque hubo un diputado mapuche que logró la negociación para esa exención. Es absolutamente importante, porque hoy no podemos poner en la agenda legislativa los problemas que nosotros tenemos y solicitar las soluciones legales, por eso debemos estar ahí.
—¿Para qué entraste a la política?
—Porque estoy convencido que llegó el momento de demostrar al país que ni el origen, ni el apellido ni la cuna pueden ser limitantes para hacer el trabajo que los políticos no han hecho. Quiero de una vez por toda una política honesta, transparente y justa, que dé igualdad de oportunidades a todos.
—Dónde están las comunas en las que se concentra mayoritariamente actos de violencia y comunidades en conflicto, ¿cómo se debe abordar la realidad que viven las comunidades de la zona?
—Gran parte de los conflictos de las comunidades mapuches y de los grupos sociales del país es que no son escuchados, no tiene poder político y la única posibilidad de hacerse escuchar es mediante la desobediencia civil y movilización social, así lo han hecho los profesores, los camioneros y los estudiantes, por qué no lo podría hacer el mapuche.
Estos problemas existen, es porque los mapuches no están empoderados, no son escuchados y siguen siendo marginados, la clase política se hace la sorda, por ejemplo, el mismo intendente de la Araucanía dice que el problema es de delincuencia y no un problema político entre el Estado y el pueblo Mapuche, gran error.
—Tienes un pasado como militante DC y hoy eres militante de la IC ¿Cómo explicas esos cambios?
—Milité en la DC porque creo en el humanismo cristiano y en las minorías proféticas de choque que cambian las realidades, me motivo el mensaje de Isaías que decía que su ayuno era vestir al desnudo, alimentar al hambriento y dar techo al que no tiene. Renuncié porque había mucha distancia entre los ideales y la práctica política de sus dirigentes. Por eso entre a la IC porque viene de la Izquierda Cristiana que tiene como principio la teología de la liberación. Y me identifico con ese mensaje de Jesús que llama a sacar a los mercaderes del templo. Hoy los debemos sacar del templo del poder.
—¿En qué conceptos basas tu acción política?
—Mis valores y principios son absolutamente claros respecto a la participación política y a la justicia social, lo que pasa es que muchos partidos se han convertido en dictaduras políticas, donde un comité central decide el futuro de todos y todos los amigos son los que están en los cargos políticos y el ciudadano de a pie queda en la calle. Yo estoy en contra de eso. En ese escenario se ubica Chile, en una democracia imperfecta administrada hace 25 años por una partidocracia, en que el ciudadano de a pie no accede al poder, solo es llamado a votar y no a decidir, la mayoría de Chile, el 58% que no voto en las presidenciales, está aburrida de este sistema y debemos reunir las fuerzas para cambiarlo, de lo contrario la crisis va a ser insostenible.
—¿Es válida la toma de fundos y campos como forma de reivindicación?
—Soy el menos indicado para criticar cualquier acción de reivindicación de derechos, porque cualquier acción que reivindique derechos que han sido violados para mí es válida. Si la gente tiene derecho a tomar agua, y no tiene agua y no le dan agua tiene que manifestarse y dar a conocer que tiene un problema de agua, aquí es lo mismo pero por un problema de territorio.
—¿Qué pasa cuando esas tomas van acompañadas de violencia?
—Aquí el Estado tomó terrenos rompiendo el tratado de Trapihue de 1825, que firmó el Estado de Chile con la Nación mapuche, donde el lonko Mariluán fue el representante de todos los clanes. Ese tratado fue violado en el momento en que el Estado les entrega terrenos a los colonos, donde después llegan mapuches reclamando que esas tierras son de ellos. Aquí el verdadero culpable es el Estado, que ha hecho enfrentarse a descendientes de colonos con mapuches.
Por lo tanto, la situación de los colonos y empresarios agrícolas es un problema que asumió el Estado en el gobierno de Bulnes, cuando se dictó la ley de colonización y se comprometió a entregar tierras y recursos. Por ende, los latifundistas y los colonos tienen un problema con el Estado, no con el pueblo mapuche, porque los mapuche nunca le entregamos la tierra. Esa es la verdadera violencia.
—Pero una cosa son la reivindicaciones y otra la violencia ¿No?
—No estoy de acuerdo con ninguna acción de violencia y menos que ponga en peligro la vida de alguien. Soy una persona totalmente pacífica, pero la ley no es pareja, porque al mapuche se les aplica la Ley Antiterrorista y no a otros grupos, eso se debe a una segregación por parte del Estado. Basta un solo ejemplo, la justicia no es igual para un político como Jovino Novoa que para un Mapuche o para el joven Bastián Arriagada, de 22 años que fue condenado a cárcel por vender CD piratas y murió calcinado en la cárcel de San Miguel, mientras Novoa quedó en libertad aun reconociendo que cometió delito tributario.
—¿Y cómo un político como tú ve todos los sectores, mapuches y no mapuches?
–Un político tiene que generar un liderazgo que permita sacar adelante los sectores postergados de Chile. Los actuales políticos representan el fracaso de la política nacional, porque han sido incapaces de generar un liderazgo que conduzca al desarrollo de los más pobres, creo que no sería político si las cosas hubiesen estado bien.
—En el mundo mapuche hay tanta diversidad como en cualquier sociedad ¿No?
—El pueblo mapuche como cualquier grupo humano es diverso, con los mismos derechos que tiene cualquier persona. Hubo un minuto en el que la sociedad chilena entró en una senda de humanización en la que no importaba el origen ni la condición social, en la que todos se unieron en pos de la justicia social y murieron por eso, vi apellidos de distinto orígenes en el memorial de Temuco. Hoy somos los llamados a unir todos los esfuerzos en torno a la justicia social, con liderazgos que generen una sociedad más justa.
—¿Cómo llegaste desde los campos de Purén a ser vocero de la Nueva Mayoría?
En Enero del 2015 fui electo vicepresidente en el congreso nacional de la IC y El diputado Aguiló quien me invito a ser parte del partido, fue electo presidente. Cuando se enfermo yo asumí la presidencia del partido, asistí a los Comité Políticos de La Moneda y en esa época se realizó el conclave de la NM en el estadio el Llano donde me toco asumir la vocería porque le tocaba la vocería a la IC como partido.
—¿Cómo fue la acogida por los demás partidos y por el gobierno?
La mayoría de los presidentes de partidos y el ministro del interior me recibieron bien en el comité político, fueron muy amables. Pero al parecer habían otros que les incomodaba que un plebeyo, además mapuche pasado humo se sentara con ellos y además hablara, planteara lo que creía correcto.
—¿Por qué dices que algunos se incomodaban por tu presencia?
Lo digo porque una vez que asumí la vocería 3 diputados de La Araucanía comenzaron a atacarme públicamente en el diario local de Temuco, diciendo claramente que la Nueva Mayoría era desprolija al nombrar un vocero como yo. Con ataques políticos fraudulentos e ilegales en mi contra.
En ese mismo momento un ministro y una asesora presidencial llamaron al partido manifestándole su opinión en contra mía, sin considerar siquiera mi opinión. Hoy el tiempo ha demostrado que todos los taques eran mentiras y parte de una operación política discriminatoria en mi contra.
—¿Te sentiste discriminado?
Lamentablemente sí, hay presidentes de partidos involucrados en muertes personas, asesinato, otros en corrupción junto a agentes de gobierno. Pero nadie les ha cuestionado su papel. Me rebelo a ser el patito feo.
—¿A qué ataques te refieres?
Un diputado de La Araucanía, que tiene como jefe de gabinete a un señor condenado por falsificar la firma a un alcalde, me acuso en el diario local que yo había cometido ilícitos en la compra de un terreno, una gran falacia. Yo nunca he cometido un ilícito y el Ministerio Publico y tribunales, así lo decretaron.
Pero eso ya pasó, porque no sólo se ha hecho justicia, también se ha matado la mentira y al mentiroso. Eso es una firme declaración de restauración de mi honra y es el arma más poderosa contra los mentirosos que me persiguen. Y con este espíritu de verdad, digo con orgullo que yo soy un hombre con dignidad y honor como usted. Y tengo una historia noble que defender.